Todos sabemos que la comida tiene una influencia muy grande en nuestro estado de salud, así como en nuestro bienestar general. Comer mal es un hábito tan dañino como fumar o beber mucho alcohol, no solo afecta a tu cuerpo, sino que también afecta directamente a los que te rodean.
A mis coachees les digo que comer saludable y cuidarse no es un acto de egoísmo o vanidad, todo lo contrario, es un acto de amor para los que amas. Piensa en todas las enfermedades que puedes evitar teniendo una alimentación equilibrada, piensa en todo el dinero que gastarás en médicos como consecuencia de una mala alimentación, considera y, no muy a largo plazo, que tus hijos deban cuidarte y hacerse cargo de ti, debido a enfermedades que pudiste evitar comiendo bien; tiempo, dinero, angustia, desgaste, todo esto por la irresponsabilidad de no cuidarte un poquito. Y no quiero sonar pesimista o trágica, pero es la verdad, la comida tiene un poder enorme y depende de nosotros usar ese poder a nuestro favor o en nuestra contra. La decisión está en tus manos y en tu plato.
Ahora la pregunta del millón es ¿Qué comer?
No nos compliquemos con teorías y utilicemos nuestra historia para ayudarnos a contestar esta pregunta, piensa en tus abuelos o bisabuelos, ¿qué comían y cómo era su salud? ¿Cómo comían y cómo era su nivel de estrés? La dieta moderna e industrializada nos ha traído muchas ventajas sí, pero también muuuuchos problemas ¿por qué? Es por que antes no se consumía tanta azúcar, ultra procesados, harinas refinadas en todo, fertilizantes y pesticidas, animales criados con hormonas y sobre balanceados, animales que no comen ni viven naturalmente. Las personas antes cocinaban todos sus alimentos con ingredientes naturales, se sentaban a la mesa a comer tranquilos, no seguían dietas ni tendencias, solo disfrutaban de comida simple y natural.
Por eso la solución no es complicada, empieza con pequeños cambios, básate en alimentación natural y por ahí va el camino. Alimentos lo más parecidos a como nos da la naturaleza, verduras, frutas, cereales de verdad, proteínas de buena calidad, semillas, grasas saludables y lo menos procesado posible. No es cuestión de comer pura ensalada ni de restringirte y morir de hambre, ¡la idea es comer rico, abundante y natural!
Muchos también objetan que el problema es el costo de comer saludable, la comida chatarra o comida rápida es más barata… si, pero ese dinero que te ahorras en comer diariamente de almuerzo salchipapas con cola tendrás que pagar al médico, nutricionista o gimnasio… por lo que no es ahorro.
Y el argumento de que comer saludable lleva mucho tiempo también es relativo, el tiempo que “pierdes” cocinando en casa o comprando ingredientes saludables es ahorro, ¡el tiempo que “ganas” en un drive thru lo perderás en los tratamientos de salud! ¡Así de simple!
El secreto está en encontrar el gusto a lo sano, no por ser saludable o natural tiene que ser desabrido o aburrido. Busca y elige alimentos que te gusten, hoy existen miles de sustitutos de alto valor nutricional, exequibles y ricos para cualquier receta. ¡Experimenta, lánzate a los nuevos sabores o recetas diferentes, pasa del típico arroz con pollo al jugo a unas deliciosas torrejas de lenteja y arroz integral con un salteado de alcachofa, champiñones y zuquini, acompañadas con una rica ensalada de espinacas, aguacate y semillas!!!
Mejorar la calidad de tu alimentación también va a ayudar a subir tus niveles de energía permitiéndote hacer más cosas y ser más eficiente, mejorará tu estado de ánimo evitando caer en antojos ya que con buen un estado de ánimo no necesitamos estimulantes que nos alteran, envician y hacen daño. Comer bien te hace sentir ligero, pensar mejor y tomar buenas decisiones, comer bien te invita a adoptar otros hábitos saludables como el deporte. Comer bien es el primer paso para tener una vida sana.
Y lo mejor es que cuando comes alimentos saludables no mueres de hambre ni tienes que preocuparte por las calorías, ya que nadie se va a exceder en comer ensalada, verduras o jugos verdes, el cuerpo solito se autorregula cuando le damos lo necesario para funcionar óptimamente.
La calidad de nuestra comida es una inversión a largo plazo. Acuérdate que no es “estar a dieta”, es comer respetando tu cuerpo, priorizando tu salud y bienestar físico y mental.
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