¡Es indudable e irreversible! La digitalización es parte de nuestra actualidad y gracias a su crecimiento exponencial, cada día vemos avances tecnológicos impactantes. Cosas que hasta hace pocos años eran impensables, hoy son una realidad.
Mark Zuckerberg crea Meta, y con ella, nos plantea un futuro prácticamente virtual en el cual podremos incluso dejar de ser quienes somos para presentarnos como avatares de acuerdo con nuestro estado de ánimo, cambiando para siempre, las reuniones sociales y de trabajo. Elon Musk, con Tesla, nos presenta la movilidad autónoma y, al ritmo que vamos, Marte estará a la vuelta de la esquina. ¿Qué más veremos? No lo sabemos todavía, pero es innegable que el futuro será diferente y transformador.
Pero, ¿Qué implica esto para nosotros en nuestro día a día? ¿Y en nuestras empresas? En esta pandemia la necesidad de cambio ha sido todavía más evidente: si nuestro producto o servicio no está en el mundo digital, prácticamente es invisible. Las ventas online en el último año han crecido enormemente y los clientes han aprendido a migrar del espacio físico al espacio virtual. Si no logramos estar en este universo virtual, nuestras ventas seguramente irán perdiendo espacio en los consumidores. Tenemos claro que hay que migrar al mundo digital … pero ¿cómo? El primer reto, y tal vez el más importante, es el romper preconceptos que nos atan al pasado y que nos impiden adaptarnos a la nueva realidad. Tenemos que abandonar lo obsoleto para adoptar lo nuevo, y esto puede ser, en principio, doloroso.
En la actualidad, las empresas más exitosas del mundo son nativas digitales, es decir, nacieron digitalizadas, están preparadas para esta nueva realidad. Pero ¿qué sucede con las empresas que no son digitales? Pues la respuesta es la Transformación Digital y esto implica una disrupción total de muchos paradigmas actuales. Primero debemos derrocar la estructura actual, para luego plantear un nuevo modelo. Tratar de adoptar lo nuevo, sin abandonar lo obsoleto, es la receta perfecta para el fracaso.
Dentro de muy poco, estaremos en un mundo en el que las máquinas tomarán información de nubes virtuales y a través de Big Data estarán en capacidad de tomar de decisiones certeras. ¿A quién vender? ¿Qué vender? ¿Cuánto vender? ¿Cómo llegar al cliente? ¿Cuánto producir? ¿Cómo producir? ¿Cuándo entregar? ¿Cómo entregar? Todas las respuestas a estas preguntas serán deducidas por intrincados algoritmos de la manera más eficiente posible, inclusive temas relacionados con el crecimiento financiero de la empresa, en donde los costos de la digitalización serán cada vez más reducidos. Entonces, ¿Qué harán los gerentes? Pues la respuesta es simple: seguir creciendo, seguir innovando y seguir buscando oportunidades. Todo lo demás será carpintería.
Sin embargo, hay ciertos aspectos básicos que se mantendrán en el futuro, y que seguirán siendo el faro en el camino. A continuación, detallo algunos de ellos:
1) Orientación al cliente
El cliente es la razón de ser de una empresa. ¿qué necesita? ¿Cómo podemos ayudarlo? ¿Cómo nos acercamos más? Debemos comprender a nuestro cliente y enfocarnos permanentemente en satisfacer o exceder sus necesidades. Este concepto centrado en el cliente se mantendrá muy vigente.
2) Procesos eficientes y claros
Si un paso del proceso no se orienta a agregar valor, entonces es un desperdicio que debe ser eliminado. Tenemos que recordar que, si un proceso no está bien diseñado, no habrá computador, por más tecnificado que sea, que nos resuelva el problema. Si entra basura, saldrá basura, muchas veces multiplicada.
3) Comunicación y colaboración
Más que nunca, debemos impulsar la colaboración en busca de objetivos comunes, en donde cada miembro de una unidad aporte significativamente hacia el bien mayor. La generación de confianza que promueva la libre expresión, el discernimiento proactivo y el aprovechamiento de pensamientos contrapuestos orientados siempre hacia un fin común serán elementos indispensables para encontrar soluciones ágilmente.
4) Fortaleza del equipo de trabajo
A pesar de que en el nuevo mundo digital las competencias necesarias serán definitivamente distintas, los equipos de trabajo siempre deberán ser constituidos por la mejor gente, los mejores talentos. Talentos que no necesariamente estarán en tu mismo huso horario. Igualmente, la diversidad y mezcla entre juventud y experiencia son claves para mantener un equilibrio.
5) Adaptabilidad y entrenamiento
Este aspecto es fundamental y debe ser fuertemente trabajado para que personal valioso que hoy está junto a nosotros pueda adoptar el nuevo mindset digital. Pensar digitalmente no es tan evidente como parecería y hay que estar atento para prepararse oportunamente.
Finalmente, pero imprescindible, debemos mantenernos firmes en los valores y principios. Estos formarán la cultura que queremos construir. En estos tiempos disruptivos, los valores son más importantes que nunca y deben vivirse día a día para formar a las nuevas generaciones. El respeto, la integridad, la comunicación, la conciencia sobre lo correcto y lo incorrecto, no son una moda y deben trascender las barreras del tiempo.
No podemos cerrar los ojos a la realidad. La digitalización está aquí. Mantengamos la mente abierta a la innovación, aprendamos a vivir con el desafío constante que significa el cambio e inyectemos velocidad y flexibilidad a nuestras organizaciones. Cimentemos las bases para poder afrontar este reto, y tomémoslo con decisión y valentía. No hay otra opción.
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