¿Qué imaginamos por “deconstrucción”? … quizás ¿Una especie de rompecabezas? o un ¿edificio que se va despedazando, separando o destruyendo? En todo caso, podría parecer como si se tratara de algo lamentable, algo negativo, cuando en realidad, hacer este ejercicio en nuestras vidas, en muchos aspectos viene bien, y las empresas no son la excepción.
Según Jaques Derrida, La deconstrucción debe ser entendida como el intento de reorganizar el pensamiento occidental y en este sentido, para comprenderlo mejor, lo plantea más bien como una estrategia.
Yo creo que “desmontar” nuestras empresas, cuestionando nuestra forma de pensar o de creer, asumiendo simplemente que todo debe hacerse tal como lo hemos hecho siempre, simplemente nos ayudará a ver un poco más allá.
Cómo seres humanos, por costumbre, casi siempre asumimos que las cosas pueden ser únicamente correctas o incorrectas, somos binarios. Algo diferente nos genera miedo. De igual manera, creemos en las jerarquías, pensamos que una cosa debe ir después de la otra, de que existe un orden, un esquema en donde el 1 es el 1 y el 2 es el 2… Vivimos junto con estas nociones, asumiendo que simplemente debe ser así.
A quienes deseen ir mas allá, hoy les hago esta cordial invitación, en mi caso, trato de aplicarlo constantemente. Les invito a cuestionarnos esos modelos mentales, a cuestionarnos las estructuras, lo que siempre ha sido, lo que parece imposible y lo convencional.
Nada está escrito en piedra, el mundo, la naturaleza, los seres humanos, el universo entero, estamos en constante evolución.
Personalmente considero que es un arte llegar a comprender y aplicar a cabalidad estos conceptos en nuestras vidas y entornos, pero el arte también se desarrolla, y tenemos que sentirla para luego vivirla y terminar convirtiéndola en expresiones válidas.
Especialmente en Latinoamérica, hemos asumido que nuestras empresas son un todo, una unidad indivisible, creemos que deben tener su propio ecosistema, áreas de negocios, áreas de apoyo, departamentos, unidades, sucursales, divisiones, etc… Creyéndonos, de cierta forma, repúblicas o reinos independientes y es esto mismo que quiero cuestionar.
Hoy por hoy la tendencia a nivel mundial, queramos o no, se enmarca en la “Colaboratividad”. La cuarta revolución industrial en un contexto globalizado, ha generado un desarrollo tecnológico sin precedentes. Ya estamos “conviviendo” asistidos por la comunicación entre máquinas M2M, IoT, la Inteligencia Artificial, el Cloud Computing, la impresión 3d, entre otras tantas. Todo ello supone una forma diferente de relacionarnos y de hacer negocios.
Esta realidad, ha impactado y lo seguirá haciendo en el trabajo, en la generación de fuentes de empleo, en las leyes, en los mercados. Por todo esto, las empresas necesitamos ser más flexibles, necesitamos adaptar nuestras prácticas, nuestra manera de generar valor. El contexto en el que nos estamos desenvolviendo en el día a día, requiere de empresas muy ágiles, descentralizadas, que se conecten y desconecten, que faciliten las posibilidades de emprendimientos y que se adapten constantemente a lo que venga.
Con la IA, muchas actividades operativas de baja especialización terminarán siendo automatizadas, y las empresas volcarán su enfoque en el “core” de sus actividades. Habrá cada vez mas personas y empresas que ofrezcan formas innovadoras de prestar servicios y soluciones de todo tipo, y si no tenemos los ojos y la mente abiertos simplemente no los veremos. Esto finalmente se traducirá en pérdida de negocios para ambas partes.
Teniendo en cuenta el proceso de deconstrucción de nuestras empresas, ahora me gustaría analizar el caso específico de una de las áreas de soporte, que también resulta ser crítica en todas las organizaciones, es el caso del área de recursos humanos.
Desde inicios del siglo XXI, empezamos fuertemente a cuestionar la utilidad de mantener un departamento de recursos humanos en las organizaciones. Varios artículos en importantes revistas a nivel mundial, varias tesis, y experiencias en algunas empresas, plantearon seriamente esta posibilidad de eliminarla porque simplemente no agregaba valor, según sus detractores.
Desde mi punto de vista, este concepto ha sido una respuesta natural a un pésimo enfoque, de parte y parte.
Estas experiencias nos deberían activar al menos la curiosidad. Entender porqué después de tantos intentos no hemos conseguido que las cosas fluyan entre el área de recursos humanos y la visión del negocio. Probablemente hayamos invertido grandes cantidades de dinero en insumos, sistemas, en gente, y nos hemos sentido decepcionados. Para colmo de males, algunos empresarios dirían: “me ha tocado meter mano ahí porque sino las cosas con el departamento de recursos humanos no caminan”, aunque no sea su dominio. Yo he visto muchas experiencias de estas, en las cuales gente sin conocimientos de la materia, incluso terminan haciendo ese trabajo y con resultados “mejores”. También he visto muchos profesionales del otro lado, completamente frustrados, aun con sólidos conocimientos, con amplia experiencia, pero que simplemente no lograron alcanzar lo requerido.
Este ejemplo podría ser el resultado de nuestra falta de amplitud mental, de nuestro intento obstinado por mantener lo que siempre ha sido así, sin comprender la naturaleza del concepto: “zapatero a tus zapatos”
Hoy por hoy existen empresas dedicadas a manejar procesos avanzados, comprobados, asistidos por tecnologías propias para su gestión que simplemente solucionan esta y muchas otras necesidades. No se trata solo de software, se trata de metodologías, se trata de Know-How y se trata de una forma diferente de co-crear y colaborar. Entonces cobra valor el concepto de deconstrucción.
Las áreas de apoyo, tal como otras áreas de soporte al negocio, pueden ser configuradas como negocios en si mismas. La posibilidad de mirarlas abiertamente como agregadores de valor, nos podrían hacer replantear toda la estrategia con la que actualmente funcionamos.
La creación de alianzas o incluso la adquisición de “start-ups”, son mecanismos que nos podrían hacer mas fuertes a las empresas de hoy, inyectando innovación, trayendo nuevos bríos, generando nuevos conocimientos, en determinados frentes o procesos de nuestros negocios. Experiencias en países del primer mundo de algunas importantes empresas que ya lo han puesto en práctica, avalan este concepto.
Este ejercicio y nuevo concepto nos brinda una nueva visión de negocios, en donde las sinergias son requeridas para lograr velocidad, innovación, adaptación, y para avanzar esa milla extra que muchas veces nos ha parecido imposible.
A manera de resumen, aquí les planteo tres enormes ventajas de trabajar colaborativamente, creando alianzas, sinergias e intra o extra-emprendimientos:
1. Enfocarnos en lo que sabemos hacer mejor
2. Desarrollar estructuras organizacionales mas eficientes
3. Generar valor para más personas y empresas a través del concepto ganar-ganar
En Latinoamérica este concepto viene creciendo, aunque debemos estar muy conscientes de que culturalmente nos gusta tener el control sobre todo lo que podamos. Justificativos como la confidencialidad, el miedo a soltar, el miedo a cambiar, la desconfianza, el paternalismo, son producto de este sentimiento.
Las personas y las empresas, finalmente tendremos que dar este salto, acostumbrarnos a compartir, acostumbrarnos al concepto de ganar-ganar bien aplicado, acostumbrarnos a confiar, a empoderar, a comunicar, a ensayar cosas nuevas, a romper paradigmas, y todo ello para poder crecer y seguir vigentes en este medio Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo.
Es momento de abrir nuestra mente, y atrevernos a dar ese paso hacia donde quizás nunca pensamos ir, porque esta es la nueva realidad y es lo que nuestras empresas necesitan para seguir existiendo. Quienes no seamos capaces de dar “ese paso”, quedaremos rezagados.
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