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Importancia de la Cultura Corporativa

Actualizado: 26 jul 2021



Cada empresario, con base en su conocimiento, experiencia y costumbres, intuye el concepto relacionado con la cultura corporativa; no obstante, muy pocos suelen aprovechar el valor real de esa declaración conceptual de creencias y valores que involucran los parámetros fundamentales para el funcionamiento ordenado, coherente y saludable de la organización, cualquiera sea su naturaleza.

Y es que la cultura corporativa es la institución que dicta el estilo de administración; los procedimientos, reglas y hábitos de la entidad; los procesos y condiciones contractuales; la gestión de riesgos y conflictos; las relaciones humanas internas y externas; las políticas, métodos y prácticas de responsabilidad financiera, comercial, laboral, fiscal y ambiental; como cimientos y características de la identidad organizacional.


Asimismo, la cultura corporativa genera un fuerte sentido de pertenencia en el equipo de colaboradores de la organización; esta reacción positiva, denominada proactividad, se identifica con los sentidos de urgencia y excelencia, mismos que superan al estilo autoritario otorgado por el poder convencional. En consecuencia, se induce a la configuración natural de equipos dinámicos de trabajo basados en el liderazgo, más que en la jerarquía.

Dicho de otra manera, a través de la cultura corporativa, los colaboradores encuentran rutas para migrar de la actitud reactiva a la proactividad, con base en la constancia, continuidad y disciplina; practicadas en las actividades diarias. El impacto de la inercia organizacional es tan alto que la cultura corporativa se convierte en el motor de un sistema autosustentable de gestión, con evidentes resultados en los indicadores de eficacia y eficiencia empresarial.


A continuación se describe unos cuantos escenarios, con el fin de identificar la brecha existente entre las culturas reactiva y proactiva:

  • Análisis superficiales basados en generalizaciones y suposiciones, versus recopilación y proceso de datos con interpretación analítica de resultados, mediante el uso de algoritmos.

  • Gestión informal, poco planificada, basada en presentimientos, simpatías y prejuicios, frente a sistemas de planificación, gestión, control y comunicación oportuna.

  • Enfoque exclusivo en un problema concreto, en contraste con el tratamiento global del incidente y su respectivo análisis causa-efecto.

  • Resolución de inconformidades con simple retroalimentación de datos, contra el uso de procesos probabilísticos de anticipación a situaciones controversiales.

  • Subestimación de riesgos, en oposición con el desarrollo de análisis de imprevistos y la elaboración de planes de contingencia.

  • Decisiones basadas en opiniones personales del superior; hecho opuesto a la toma de decisiones en comités, con responsabilidad y éxito compartidos.

  • La actitud general de los colaboradores se asemeja al rol del bombero, mientras que en la cultura proactiva, los colaboradores actúan con profesionalismo y capacidad ejecutiva.

En este orden de ideas, cabe añadir la siguiente premisa: la cultura corporativa tiene un alcance mucho más extenso y profundo que el de la nueva cultura mediática, fortalecida por la veloz difusión de contenidos a través de las redes sociales. Otro presupuesto que se debe considerar es este: no todas las organizaciones pueden denominarse empresas, pues muchas de ellas sólo son buenos negocios, y no suelen prestar atención a la cultura corporativa.


Una empresa, a diferencia de un negocio, se basa en parámetros tales como: el manejo responsable y ordenado de recursos, la garantía ineludible de estándares de calidad y la continua administración de riesgos en todo nivel y de diversa naturaleza. Un buen negocio puede representar ganancia para su patrocinador, mientras que una empresa procura relaciones con múltiples beneficiarios.

Los empresarios y líderes del momento, ponderan los beneficios derivados de una triple relación ganar-ganar-ganar, pues ella enlaza a la organización con sus clientes y con la sociedad. Dicho con otras palabras, la misión corporativa del nuevo milenio amplía su alcance y considera nuevos factores de influencia en el bienestar colectivo y armonía social; en franca colaboración con los objetivos de desarrollo sostenible [ODS], promulgados por la ONU.


Las empresas suelen formalizar sus activos culturales, con el fin organizar el gobierno interno: pues se dispone la apertura de manuales que contienen: reglas, normas, prácticas, métodos, procedimientos, políticas; registro de procesos, lecciones aprendidas, plantillas, etc. Toda la información que integra la cultura corporativa se difunde de manera permanente y dinámica, a través del eje transversal de gestión de las comunicaciones internas y externas.


Lo expresado hasta el momento no se contrapone con los modernos métodos ágiles de gestión, tampoco se margina de las novedosas prácticas disruptivas, debido a que toda acción debe obedecer a una estrategia, y debe tener un sentido práctico y cuantificable. En la cultura corporativa, los cimientos sine qua non para la gestión organizacional son: el propósito, la misión, la visión, los valores y principios.


Antes de definir el propósito, como declaración de la triple relación ganar-ganar-ganar, se define la misión. La misión representa la razón de ser de la empresa, el “por qué” de su origen, la esencia de su institución; la relación de beneficio mutuo entre la organización y sus clientes; el motivo por el cual los clientes la prefieren, frente a toda la generosa oferta del mercado; la promesa de valor.


El propósito consiste en la declaración pública del beneficio que ofrece la entidad a la sociedad, al medioambiente y al mundo, a través del Estado en el que declara su domicilio y representación formal; en consecuencia, se trata de una declaración axiológica de legitimación con sustento en el derecho, la paz, la equidad y la responsabilidad. El propósito se identifica con el sistema económico para el desarrollo sustentable. El propósito debe generar empatía.


La visión se traduce en la expresión del alcance del proyecto empresarial, descrito en una línea de tiempo; con mención de objetivos, hitos y aspiraciones de los patrocinadores y fundadores de la entidad. La visión empresarial también suele describir la manera en la que se logrará llegar a las metas propuestas y la calificación que se espera obtener de los interesados en la presencia de la corporación en el mercado.

Declarar valores y principios equivale a manifestar de forma expresa las reglas y parámetros de origen ético y moral que deben formar parte de la naturaleza y apertura individual de los líderes y colaboradores, en sus relaciones intrapersonales e interpersonales; se trata de enlistar conceptos subjetivos y abstractos que tienen relación con la ley, el derecho y la justicia; parten de la verdad, bondad y la belleza, como atributos de la razón y la voluntad.

Cabe notar que la importancia de este conjunto de cimientos, necesarios para construir la cultura corporativa, se puede valorar en la toma de decisiones; a su vez, buenas decisiones conducen a buenos resultados. Cualquier decisión difícil o compleja, en escenarios inciertos o ambiguos se facilitará con la lectura aprehensiva de las definiciones de la cultura corporativa: propósito, misión, visión, valores y principios. Invito al lector a probar la validez del postulado.

Para las empresas con larga trayectoria, se recomienda implementar la gestión del cambio cultural; propuesta de valor que consiste en una renovación organizacional con tanta importancia como la subsistencia misma de la entidad en la nueva era de las tecnologías de la información y comunicación [TIC], complicada adicionalmente con la conmoción derivada de la pandemia, y el retorno agresivo a la denominada nueva normalidad.


Finalmente, se propone plantear las siguientes hipótesis: ¿Cristóbal Colón cumplió la misión de su emprendimiento, en viaje al Lejano Oriente? ¿Cuál fue la visión de Bill Gates al fundar Microsoft Research? ¿Elon Musk tiene un propósito para colonizar Marte? ¿Cuáles son los valores y principios de la empresa en la que usted colabora? ¿Puede expresar con fluidez el propósito, la misión y la visión de la empresa en la que usted colabora?



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