16 de marzo del 2020, inició el portazo de cierre de casi todo el aparato productivo del país, incluido el turismo, a raíz de la pandemia Covid-19. Desde entonces, su reactivación ha sido pausada y luego de un año de terapia intensiva, se encuentra frente a un nuevo escenario, en el que termina un proceso conocido como el Socialismo del Siglo XXI, e inicia otro que será conocido como “El Encuentro”.
En el nuevo orden institucional que parte desde la cabeza del Poder Ejecutivo, a través del nuevo Ministro del Ramo, se conocen los 3 ejes de gestión que se plantean como reto para los próximos 4 años; estos son:
Promoción para reactivación
Respiro financiero para el sector
Recuperación del tren y la conectividad aérea
Sin entrar en mayor detalle sobre el contenido de estos ejes, si podemos advertir y sugerir una línea de gestión corporativa que allane el tiempo perdido, en pos de regenerar la consistencia en la política pública respecto del desempeño del turismo, y que conlleve a que las actividades de turismo recuperen su dinámica, en el contexto de un fortalecimiento integral del aparato productivo.
En este orden, mencionaremos algunos de los temas claves que dentro de esta línea de gestión corporativa, le corresponde al sector privado sumarse para actuar de manera propositiva y alineada:
a. Asociar la comunicación y promoción de los establecimientos y marcas turísticas, en el marco de las directrices que se emitan a nivel nacional para la promoción dirigida para reactivación del sector. Este punto es importante destacar, porque a la postre podría significar una reducción en el gasto que por este rubro, deban incurrir los establecimientos de turismo, si lo hicieran de manera independiente y fuera del contexto macro de la promoción turística del país.
De manera paralela, se deberá estar pendiente de que la Marca País, sea un elemento que cohesione la imagen que el país quiere mostrar al mundo, y que no cambie al vaivén del momento o gusto de la autoridad de turno.
b. El eje del “Respiro financiero” para el sector, deberá entenderse en el contexto de la necesidad de que los establecimientos de turismo puedan ejecutar dos acciones inmediatas y emergentes; la primera, evitar la quiebra o cierre temporal o permanente de sus negocios; y, en segundo término, invertir en elementos que conlleven a mejorar el servicio para mostrarse más competitivos frente a otros destinos. En este orden, será deseable que la visión crediticia, no los condene en el proceso de calificación con elementos que podrían resultar hasta cierto punto absurdos, especialmente por los efectos de cierre del año pasado; es decir, calificar su estado o perfil, considerando los resultados del año 2020, como ventas en dicho período, proyección, etc.
Al contrario, deberían ser elementos a considerar, el historial crediticio de los últimos 5 a 10 años, su cartera de clientes, activos, número de plazas de trabajo generadas de manera directa e indirecta, entre otros. La determinación de ampliar las condiciones de pago y generar cruce de cuentas (que deberá conocerse con más detalle) será clave para el fortalecimiento del sector. Aquí le corresponderá al sector privado, hacer bien la tarea de conocer y retroalimentar la propuesta gubernamental, con acciones claras y viables para que esta acción positiva no caiga en la trampa de convertirse en letra muerta.
c. Si bien puede parecer un aspecto de nicho de mercado la reactivación del tren, la visión que se plantea de abrir el sistema ferroviario para dinamizar otras actividades productivas y la movilidad, puede ser un elemento que genere una gran oportunidad para la inversión y reinversión en los establecimientos que actualmente se encuentran en dicho circuito o en zonas aledañas a los mismos, además de la creación de nuevos productos y paquetes turísticos.
Respecto de la conectividad aérea, y su fortalecimiento, todo el sector debe apoyar y sumarse a que este eje se concrete, porque este es el medio sustancial para el ingreso de turistas extranjeros provenientes de países emisores, cuyo gasto se traduce en ingreso de divisas frescas para el país, y la generación de más empleo formal. En este orden, será deseable que el país ofrezca mejores ventajas para la inversión y menos trámites burocráticos para que la operación de nuevas aerolíneas, con rutas más atractivas y eficientes, puedan arrancar en el menor tiempo posible. Tampoco estará de más la revisión de todos los componentes que encarecen el valor de los tickets aéreos, que podrían dejar fuera de competencia a nuestro país como destino turístico.
Como parte de una visión objetiva y desde una posición ubicada –fuera de la caja- sería deseable que el nuevo Ministerio de Turismo, como ya lo ha mencionado su titular, redefina o actualice el Plan de Turismo, con miras a un cumplimiento de objetivos y metas al menos por 10 años, y en cuanto a lo prioritario, pueda incluir en la segunda línea de prioridad de vacunación, a quienes intervienen de manera directa en la gestión turística, considerando que muchos de los países emisores ya se han vacunado a un gran porcentaje de sus ciudadanos, quienes están ya buscando destinos en los que los gestores turísticos, a más de cumplir con los protocolos de bioseguridad, estén vacunados por su seguridad.
A parte de estos ejes, que engloban una serie de actividades que podrían tomar en algunos casos más del tiempo deseado, el sector que ya ha pasado por un año de aprendizaje y de sometimiento a medidas que no han sido debidamente justificada en lo técnico y lo racional, debe continuar fortaleciendo su estrategia de comunicación y promoción para mejorar sus ventas y aprovechar las nuevas oportunidades que se presentarán a mediano plazo. En este esquema, también será deseable que una reapertura muy bien estructurada, como un detonante de relanzamiento del turismo nacional, cuente con el componente de innovación en los servicios, que podrá ser altamente valorado por un mercado que hasta cierto punto, también se agotó de una oferta uniforme y poco atractiva, que en un determinado momento lo llevó a dejar de consumir servicios turísticos en el país.
La mesa turística no está servida, pero con el esfuerzo de todos, en muy poco tiempo esta actividad puede ser el motor que dinamice la economía del país, de manera tal, que llegue por su propio mérito a ser considerada como parte de la verdadera Política Económica de Estado.
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