En el mundo actual se observa con frecuencia que las relaciones interempresariales y de servicios profesionales tienden a caracterizarse por la complejidad e incertidumbre; dada la “costumbre” de creer en el famoso “valor de la palabra”, que se traduce en acuerdos tácitos, basados en supuestas relaciones de confianza.
El Art. 2 del Código Civil expresa con claridad que “La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella.”; en consecuencia, la confianza que se basa en la costumbre, constituye un riesgo, y un desvío que puede ser inducido por acción de hábiles negociadores que proponen vínculos basados en oportunas suposiciones.
La solución, en apariencia resulta fácil, pues toda relación se asegura y formaliza con la suscripción de instrumentos legales que contienen acuerdos precisos, libres, voluntarios, de mutua conveniencia; equivalentes a obligaciones y promesas de valor entre las partes. Pero, ¿cómo estimar el grado de voluntad y el nivel de conveniencia para minimizar el riesgo?
Apreciado lector, en este artículo, con base en experiencias provenientes de la práctica del derecho y la empresa, me permito proponer un ensayo enfocado en recomendaciones para minimizar riesgos en las relaciones de confianza, con arreglo en la ponderación asertiva de dos elementos implícitos en la dinámica empresarial: voluntad y conveniencia.
Se asume que, voluntad y conveniencia son variables independientes, relacionadas de manera lineal, en condiciones ceteris paribus, cuyo resultado gráfico lo representa un vector de confianza, con magnitud inversa al factor de riesgo. Cabe decir que el modelo propuesto puede avanzar hacia modelos matemáticos de mayor complejidad.
También se debe considerar que, en el presente análisis, la voluntad tiene connotación jurídica; mientras que la conveniencia se relaciona con el beneficio económico que las partes acuerden, prometan o convengan previamente, a través de contratos u otros instrumentos del derecho privado. Se utiliza gráficos cartesianos para facilitar la comprensión de lo expresado.
Dato interesante, la palabra voluntad se menciona setenta y cinco veces en el texto del Código Civil, y más de diecinueve veces en la Constitución de la República del Ecuador; en contraste, la palabra conveniencia se cita solamente tres veces en el Código Civil. La voluntad es un requisito de validez contractual; su ausencia constituye un vicio de consentimiento.
La voluntad.-
En esta propuesta, la voluntad se interpreta con las siguientes acepciones: libre albedrío o libre determinación; gana o deseo de hacer algo; intención, ánimo o resolución de hacer algo; consentimiento, asentimiento, aquiescencia; elección de algo sin precepto o impulso externo que a ello obligue. La voluntad con empatía y sinergia, más que un acto de afecto o cariño.
Un acto lícito, en libertad plena y en estado de conciencia; un acto sustentado en los principios éticos de autonomía y beneficencia; ajeno al paternalismo, pero amparado en la integridad. Todo lo manifestado hasta aquí, no libera a la voluntad de la compleja subjetividad que le caracteriza, pues existe tendencia a confusión entre voluntad y conveniencia.
En ese orden de ideas, la voluntad es un acto cualitativo, generalmente no cuantificable; en consecuencia, establecer relaciones de confianza o tomar decisiones con esa única base, constituye un riesgo de proporciones desconocidas. En mi opinión, más útil que un sistema de medición de la voluntad, resulta el vínculo con una variable complementaria: la conveniencia.
Se colige que la voluntad, como acto propio del ser humano; sin considerar el efecto de la inteligencia artificial, se constituye en el agregado subjetivo que necesita toda relación de confianza, con el fin de evitar decisiones basadas en la conveniencia pura. Asimismo, se debe considerar que las decisiones por voluntad pura, pueden derivar en audaces errores.
La conveniencia.-
Interpretada con estas acepciones: utilidad, provecho; correlación y conformidad entre cosas distintas; ajuste, concierto y convenio. La conveniencia se cuantifica mediante una gran variedad de índices que tienen relación con presupuestos, cronogramas, alcances y control; dicho con otras palabras, la conveniencia es una variable objetiva, no adjetiva.
La conveniencia también es un acto lícito, libre, consciente; sustentado en los principios de autonomía y beneficencia; carente de paternalismo y amparado en la integridad. La relación inversa entre conveniencia y riesgo, revela probables escenarios de confianza que pueden ser fortalecidos con la valoración prudente del grado de voluntad.
El vector de confianza.-
La confianza entendida como la esperanza firme que se tiene de alguien o algo; y como el ánimo, aliento, vigor para obrar. En este análisis, la semiología del “vector de confianza” tiene relación con la presunción de favorabilidad basada en firmes elementos de convicción que determinan seguridad y credibilidad para las relaciones propuestas.
Pero el vector de confianza no solamente se debe interpretar como el resultado de las variables de voluntad y conveniencia, debido a que se convierte en un puente iterativo para la construcción de relaciones interculturales entre actores de las relaciones propuestas. Aquí se debe recordar que la confianza basada en la costumbre, constituye un riesgo evitable.
En los gráficos anteriores se observan magnitudes similares del vector de confianza, ellas resultan de valores diferentes de voluntad y conveniencia, cabe entonces esta pregunta: ¿Qué variable tiene mayor importancia, la voluntad o la conveniencia? La respuesta depende del riesgo que se decida asumir.
Con fundamento en lo expuesto en este ensayo, se puede expresar que las relaciones interempresariales y de servicios profesionales presentan mayor riesgo cuando se basan solamente en la voluntad, mientras que el riesgo disminuye en proporción inversa al factor de conveniencia: la voluntad fortalece la confianza, la conveniencia minimiza el riesgo.
Finalmente, el vector de confianza determina el grado de fortaleza y las oportunidades que se presentan en las relaciones, en general; así también, ayuda a identificar las debilidades y amenazas circundantes. Todo ello sirve para establecer seguridad jurídica en documentos y actos de la vida empresarial.
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